De una manera u otra, tanto en la etapa infantil como en otras posteriores, el juego esta presente en nuestras vidas. En particular, el juego entendido como actividad relacionada con el ocio, el esparcimiento, la diversión. Todos tenemos claro que es una actividad fundamental en el desarrollo de los niños. Gran parte de su desarrollo cognitivo, sensorial y, por tanto, de su personalidad, está fundamentado en él. Y tan desorientados no debemos estar puesto que es precisamente en esta etapa donde la persona evoluciona más rápidamente y sin apenas esfuerzo.
Pero es curioso cómo en nuestra cultura, a medida que nos vamos haciendo mayores, esta actividad pasa a tener una connotación completamente diferente. La dedicación al juego se entiende más como algo relacionado con el ocio, la diversión, el esparcimiento, y se aleja de otras acepciones como son el esfuerzo y aprendizaje. Es como si el aprendizaje tuviese que estar vinculado al sacrificio y al trabajo, a lo austero y a la no diversión. Este fenómeno se agudiza a medida que vamos avanzando en el itinerario formativo, desapareciendo en niveles educativos superiores.
Pero recientemente, los cambios experimentados en el nuevo marco educativo, orientado al desarrollo de capacidades y competencias y que exige innovar en metodologías pedagógicas, puede ser una nueva oportunidad de que “el juego” vuelva a ser considerado como un eje clave en el desarrollo y aprendizaje de las personas. Si a esto se añade el protagonismo que las Tecnologías de la Información y Comunicación han alcanzado en nuestra sociedad, y que ya no puede entenderse una educación sin ellas, nos lleva a pensar que la simbiosis Juego-TIC son una combinación que pueden recuperar el valor que tenía en nuestras primeras etapas educativas.
Más allá del conocido tándem Juego-TIC-Ocio con fines lúdicos, hoy día contamos con herramientas formativas que combinan el juego y las TIC y que, con una buena metodología docente, no sólo permiten el desarrollo de capacidades y competencias sino también consolidar el aprendizaje de conocimientos. Es el caso de los simuladores, programas informáticos que intentar emular una realidad empresarial y de mercado en la que, mediante el juego, consiguen que los alumnos aprendan, desarrollen competencias, adquieran valores y, a la vez, disfruten y se diviertan, reforzando así lo aprendido. Esto no es una “utopía”. Son nuevas formas de enfocar la enseñanza que están al alcance de la mano.
Tenemos que dar oportunidad a estos nuevos métodos pedagógicos que permiten un aprendizaje activo, y dar una nueva interpretación a los proyectos educativos en que se basa nuestro Sistema Educativo. No se trata de acumular conocimientos como si se pudiesen atesorar en el trastero de nuestro cerebro cayendo pronto en el olvido, sino que debemos potenciar el desarrollo de las personas para una sociedad exigente basada en la pluralidad, y ello es posible sin renunciar a hacer del aprendizaje una experiencia divertida.